Si el universo es del Creador hechura,
y la naturaleza el jardín primero.
Si el microcosmos encierra tal belleza,
y el firmamento desborda lo contable.
Si yo camino entre recios sabinares,
y el águila sobrevuela las encinas.
Si mis pisadas despiertan los aromas
Y al mediodía me abraza el sol de plano.
¿Estaré en el jardín del paraíso?
¿Seré como Adán de tierra humedecida?
Y al encontrarme sobre el rastro las huellas
de pisadas invisibles anteriores.
¿Estaré en la presencia que me busca,
oculta e invisible tras los marojos?
¿Me sorprenderá la voz del Innombrable,
la mirada del Amor recreador?
Y siento el eco de Quien me habla en todo.
¡Es en mí donde habita el que me llama!
Y el entorno me dirige el pensamiento,
para que entre donde Dios quiere mostrarse.
