TEXTO EVANGÉLICO
“Seis días después, toma Jesús consigo a Pedro, Santiago y Juan, y los lleva, a ellos solos, aparte, a un monte alto. Y se transfiguró delante de ellos, y sus vestidos se volvieron resplandecientes, muy blancos, tanto que ningún batanero en la tierra sería capaz de blanquearlos de ese modo” (Mc 9, 2-3).
CONSIDERACIÓN
Con las iglesias de Oriente y Occidente celebramos la fiesta de la Transfiguración de Jesús, en muchos lugares es conocida con el nombre “Fiesta del Salvador”, nombre que se dio a templos, catedrales y monasterios en los tiempos del románico, como sucede en Valdediós, Oviedo, Leyre. Se representa a Jesucristo como Pantocrátor, dentro de la almendra mística, envuelto en gloria y majestad, pero, en muchos casos, atravesando con el pie el límite celeste, y acercándose a la humanidad como Salvador del mundo.
Hoy celebramos el destino glorioso de la humanidad, anticipado por Jesús en el monte alto, ante los testigos predilectos, y consumado con su resurrección y ascensión a los cielos, donde permanece en el seno de Dios, unido para siempre a nuestra naturaleza.
Desde la luz transfiguradora del Tabor, la cruz se convierte en llave luminosa, que permite entrever el destino de quienes comparten con Jesús sus sufrimientos y dolores. Por el misterio de la transfiguración se revela la virtud de la materia y de la naturaleza humana de estar destinadas a la gloria.
PROPUESTA
¿Prestas tus manos para convertir la realidad en anticipo de la gloria? ¿Colaboras en hacer habitable tu casa, tu entorno y tu lugar de trabajo?
