Equipamiento cuaresmal
A manera del peregrino que toma su mochila con el equipamiento necesario para recorrer el camino, al comenzar la Cuaresma recordamos el consejo de Dios a Moisés al inicio de su travesía del desierto: tener “ceñida la cintura, calzar sandalias en los pies y llevar bastón en la mano”. Estas consignas pueden ser un apoyo concreto y práctico durante todo el recorrido cuaresmal.
Jesús, al final de la cuarentena, afirmado por su experiencia en la lucha con el Tentador, cuando le hace frente ante diversas propuestas engañosas, ofrece tres escudos con los que defenderse en el combate contra el Malo: “El ayuno, la oración, y la limosna”.
La manera cristiana de asumir estos consejos no es solo por ascesis, sino como expresión de amor. “Los discípulos de Juan se le acercan a Jesús y le preguntan: «¿Por qué nosotros y los fariseos ayunamos a menudo y, en cambio, tus discípulos no ayunan?» Jesús les dijo: «¿Es que pueden guardar luto los amigos del esposo, mientras el esposo está con ellos? Llegarán días en que les arrebatarán al esposo, y entonces ayunarán” (Mt 9,14-15).
En definitiva, al cristiano se le invita a amar por saberse amado. El Mandamiento Principal formula la actitud esencial de amar a Dios con todo el corazón, con toda el alma o con toda la mente y con todas las fuerzas (Dt 6,5). Jesús añade “y a tu prójimo como a ti mismo” (Lc 10,27).
El Maestro aconseja como antídotos frente a las embestidas del Tentador: el ayuno, como reacción ante el halago sensual; la oración, frente al movimiento de independencia vanidosa; y la limosna como reacción contra el afán de riquezas.
El secreto por el que Jesús vence las tentaciones es que en todo momento se deja llevar por el Espíritu Santo. “Jesús fue llevado al desierto por el Espíritu para ser tentado por el diablo” (Mt 4, 1). “Sin Él la Iglesia permanece inerte, la fe es una mera doctrina, la moral sólo un deber, la pastoral un simple trabajo. A veces escuchamos a los así llamados pensadores, teólogos, que nos dan doctrinas frías que parecen matemáticas porque en el interior les falta el Espíritu. Con Él, en cambio, la fe es vida, el amor del Señor nos conquista y la esperanza renace” (Francisco, Homilía Pentecostés, 28 de mayo 2023). Eso es lo que les llevó a los Magos a ofrecer oro, incienso y mirra.