TEXTO BÍBLICO
“El Señor Dios modeló al hombre del polvo del suelo e insufló en su nariz aliento de vida; y el hombre se convirtió en ser vivo” (Gen 2, 7).
COMENTARIO
La Cuaresma llama al desierto. El desierto evoca el arenal, donde las tormentas levantan el polvo y borran los senderos, paisaje rizado, virgen, sin huella humana, acción del viento cernido, invitación a acoger el susurro del Espíritu Santo y a celebrar el perdón que deja el corazón virgen.
El polvo del suelo nos recuerda el barro, las manos del alfarero, las manos creadoras de Dios donde tiene su origen el ser humano que siempre debe saberse criatura, vasija quebradiza, humilde recipiente que guarda el tesoro de la semejanza divina.
La cuarentena evoca la travesía del Éxodo, la posibilidad de mirar el estandarte de la Cruz, que cura las mordeduras del mal y permite sentir el acompañamiento permanente de Dios en el camino de la existencia.
Es tiempo de abandonar toda idolatría, de confesar la misericordia divina, de saberse regenerado por el agua bautismal, perdonado por el don de la reconciliación, invitado a la mesa de los hijos de Dios.
PROPUESTA
“Hoy comienzo”, decía san Francisco cada día. ¿Comienzas también tú el camino hacia la Pascua?