TEXTO EVANGÉLICO
«Mujer, ¿por qué lloras?». Ella les contesta: «Porque se han llevado a mi Señor y no sé dónde lo han puesto». Dicho esto, se vuelve y ve a Jesús, de pie, pero no sabía que era Jesús. Jesús le dice: «Mujer, ¿por qué lloras?, ¿a quién buscas?». Ella, tomándolo por el hortelano, le contesta: «Señor, si tú te lo has llevado, dime dónde lo has puesto y yo lo recogeré». Jesús le dice: «¡María!». Ella se vuelve y le dice: «¡Rabboni!», que significa: «¡Maestro!». María la Magdalena fue y anunció a los discípulos: «He visto al Señor y ha dicho esto». (Jn 20, 13-16.18)
COMENTARIO
No se comprende que precisamente María Magdalena, la discípula aventajada del Señor, la que derrochó amor, no reconozca a Jesús en un primer momento. De nuevo el texto resalta el verbo “ver”, y cómo sólo desde la fe cabe sentir la presencia de Jesús Resucitado, que no es imaginación, sino acontecimiento, como diría Benedicto XVI.
El Cuarto Evangelio, que partió de la referencia a la Creación: “En el principio”, en los relatos de Pascua sigue describiendo el paralelismo entre la Creación y la Resurrección, de tal forma que en el Evangelio de san Juan se advierte la composición escénica que ubica en el jardín al nuevo Adán, quien llama mujer a María Magdalena, como narra el Génesis que hizo el primer Adán. Por la resurrección de Cristo todo adquiere la bondad y la belleza deseada por el Hacedor del universo.
PROPUESTA
¿Descubres la bondad y la belleza en todo lo creado?
