“Seré para Israel como el rocío, | florecerá como el lirio, | echará sus raíces como los cedros del Líbano Brotarán sus retoños | y será su esplendor como el olivo, | y su perfume como el del Líbano. Regresarán los que habitaban a su sombra, | revivirán como el trigo, | florecerán como la viña, | será su renombre como el del vino del Líbano. Efraín, ¿qué tengo que ver con los ídolos? | Yo soy quien le responde y lo vigila. | Yo soy como un abeto siempre verde, | de mí procede tu fruto»” (Os 11, 6-9).
EL PINO
En la Biblia, según diversos autores, aparecen diversas especies de pino: el carrasco, el brutia, el halepense…, Una de las razones que esgrimen es la del texto de Oseas, porque al hablar del fruto, se entiende que alude al pino piñonero, aunque en muchos pasajes se traduce por abeto, cedro o ciprés. En Adviento, el abeto y el pino suelen ser árboles que traen a la memoria la Navidad, pues últimamente suelen ser la decoración doméstica durante los días en que celebramos el nacimiento de Jesús.
FRUTOS
Entre los árboles, destacan los frutales, como es el granado y el manzano. En el caso del pino, los piñones son fruto seco que alimenta en tiempos de andadura. El mejor fruto es el que nos dará María, el fruto bendito de su vientre, Así como Eva ofreció a Adán el fruto del árbol prohibido, la Nazarena nos ofrecerá el fruto santo, su propio Hijo. En Navidad son típicos los frutos secos, y los dulces hechos con ellos, como es el mazapán con piñones y el turrón “blando”.
PROPUESTA
¿Qué frutos ofrecerás tú al Niño de Belén?
