“Vino, entonces, el ángel del Señor y se sentó bajo el terebinto que hay en Ofrá, perteneciente a Joás, de los de Abiezer. Su hijo Gedeón estaba desgranando el trigo en el lagar, para esconderlo de los madianitas. Se le apareció el ángel del Señor y le dijo: «El Señor esté contigo, valiente guerrero»” (Jue 6, 11-12).
EL TEREBINTO
Sorprende el pasaje en el que Gedeón recibió, bajo un terebinto, el anuncio del ángel de que iban a ganar la batalla. Y de nuevo, en los relatos de las victorias de Saúl y David, se cita el valle del terebinto (1Sam 17, 2-3). El hombre de Dios se sienta bajo un terebinto (1Re 13, 13). Si en Adviento hay una escena que destaca, es la del Ángel del Señor que anuncia a María la concepción en su seno del Verbo de Dios.
LA ANUNCIACIÓN
Estos últimos días de Adviento, se nos invita a contemplar el anuncio del Ángel a María. No sabemos exactamente dónde sucedió el encuentro o la experiencia de la visita de san Gabriel con la Nazarena. Hay quien señala que pudo ser en la fuente, y quizá junto al manantial, había un árbol. El ángel dice a la joven que el poder del Altísimo la cubrirá con su sombra. El árbol resguarda del calor en el desierto, y supone un alivio para el peregrino. La Anunciación es, sin duda, la mejor sombra que nos cubre en el desierto de la vida y bajo la que podremos caminar siempre a resguardo gracias a la promesa de que Dios está con nosotros.
PROPUESTA
¿En qué meditas estos días?
