Hoy es por ti mi ofrenda,
por ti mi oración, amigo en la distancia,
y el de más cerca.
Hoy elevo mis manos suplicantes,
por ti y por los tuyos,
como gesto solidario.
Sacerdote en Él, el único intachable,
plegaria eficaz,
certeza entrañable.
Gracias por saberme en ti
fecundo en mi tarea,
por ser parcela de mi misión sagrada.
No lo sabrás, pero me ayuda sentirte
destinatario de mi oración
y de mi palabra.
La soledad se amaina en tus noticias,
en tu demanda y en tus preguntas.
Se es en la medida en que te das.
El desierto no es huida, sino espacio
para amar sin límites
ni distracciones hacendosas.
Hoy es por ti mi oración,
mi ofrenda y mi memoria,
que me hacen ser misericordia sin medida.
Otra forma de acompañarte en el camino,
Sin que tengas que hospedarme,
Estoy contigo ¡tan cercano!
Tus dudas, tus dolencias, tus miedos,
tu salud, tus nostalgias de tiempos anteriores,
tu despojo, tus vacíos, son reclamos.
Y todo se hace altar, postrado,
me hago voz unido a Jesucristo,
“Por estos, te ruego, porque son tuyos”.