Tiempo derramado, sin imagen
de un tú visible en relación.
Estancia en vacío aparente.
Presencia reconocida por la fe.
Hay certeza sin poder argumentarla,
trato amigo, sin especulaciones.
Es ley extraña de ofrecerse,
sin querer obtener más rendimiento.
Otro sabe del obsequio gratuito,
apariencia de pérdida, malgasto,
derroche de vida reclinada
sobre una palabra repetida.
Aquí estoy, te quiero, sin deseo.
Sea tu voluntad mi credencial,
reconocida por la paz interior,
guía del camino cierto.
No se sabe la meta del encuentro,
quizá está a la vuelta del sendero.
Mientras dura la andadura
no es bueno imaginar el beso.
Y siguen las horas y los días,
con la cita al caer la tarde.
Es la hora de la brisa remecida
de la mirada oculta en las entrañas.
No es atávica costumbre permanecer, sin obtener a cambio nada,
mas en estancia encendida,
testigo de entrega anonadada.
Ángel Moreno
Burlada, 6 de febrero de 2024