¡Qué hermosos son sobre los montes los pies del mensajero que proclama la paz, que anuncia la buena noticia, | que pregona la justicia, que dice a Sión: «¡Tu Dios reina!». (Isa 52, 7)
Me introduje por caminos, con oficio mensajero,
por decir a la espesura
el acontecimiento eterno.
Bajé por trecho escarpado, como corzo o cervatillo, simulando agilidad,
que pesó en la subida.
Vi pinares y sabinas, enebros, y carrascales, bujadillas, romerales, rocas, tajos, cantorrales.
Descendí hasta el caudal del río más esmeralda, azul del manto del cielo, lapislázuli de plata.
A todos les fui diciendo del Creador hecho Niño,
de quien antes de los tiempos estaba en Dios, en su seno.
Y escuché una voz, por dentro de todas las criaturas,
a coro y en sinfonía, nosotras yo lo sabíamos.
Al principio, el Creador por medio de su Palabra, nos hizo de su hermosura testigos de su reflejo.
Nosotras te confirmamos:
El Hacedor se extasió al ver en su obra buena su belleza derramada.