Si la mente solo trae conceptos,
y el corazón sentimientos.
Si las ideas pueden ser frías,
y engañosos los afectos.
¿Qué es verdad en el camino?
¿Qué optar en la encrucijada,
con la razón en blanco,
si el corazón sangra?
Se llega al hondón del ser,
al espacio vacío, sin palabras,
a la estancia sin nombre,
a la espera de todo, sin nada.
No hay memoria que endulce
el presente desierto.
El ayer pasó, sin poder exigir
herencia permanente.
¿Acaso es el momento del todo,
del que es Inabarcable,
presencia sin mirada,
abrazo sin nostalgia?
“Solo sé que no sé nada”,
dice el sabio en la vejez.
Y la nada es el camino
del que avanza en la montaña.
Y ahí, en el límite del vértigo,
la mano se alarga solidaria,
y el instante se convierte
en destello luminoso, sin testigos.
Ahora el dolor es ofrenda,
El madero repara el paraíso,
Lógica recobra el sinsentido,
El amor se ha derramado sobre el mundo.