A la luz del sol 2Te ofenderé, si te digo que el sol esta radiante,

el cielo limpio,

el cerezo abotonado,

y corren por los riscos las cabras montesas?

¿Y, si te digo, que es más la paz,

más la esperanza

que el vértigo que me ofrece el pensamiento?

¿Seré irreal, si confío, espero,

doy crédito a la Palabra, detengo el pensamiento

y permanezco sereno,

no obstante, a que percibo la tormenta?

Por otras veces, sé que no se hundió la barca,

ni se ahogó el corazón,

y arribé a puerto, atravesada la noche.

Mas, si esta vez no es igual,

y se hunden las pisadas,

porque no hay mano tendida que libre del hundimiento.

Si así fuera, abrazaré el designio,

y en la larga historia de los hombres

habré sido testigo de que cabe caminar

interpretando la vida con la luz radiante

del sol de plano,

del azul del cielo,

del cerezo abotonado

y del corzo, brincando por los montes,

y camino, apoyado en el bordón de la promesa

de quien dijo de Sí que Él era fiel a su Palabra dada.

AutorMeditación

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