
TEXTO EVANGÉLICO
COMENTARIO
En la primera lectura que se proclama este domingo, del Libro de los Reyes (1Re 3,5.7-12), se narra la oración del rey Salomón pidiendo a Dios sabiduría y discernimiento, en vez de riquezas y la muerte de sus enemigos, y ante ella Dios manifiesta su complacencia. A la hora de descubrir el tesoro y la piedra preciosa de los que habla el Evangelio de hoy, podemos interpretar que un verdadero tesoro es la sabiduría del corazón.
Actualmente, se ofrecen muchos métodos para obtener la paz del corazón, y se acude a diferentes medios con el fin de lograr quietud, serenidad y atención, en un sincero deseo de alcanzar el mayor grado de sabiduría. Providencialmente, tengo en mis manos el libro “El elogio de la simplicidad”, y en él se puede leer la cita: “Buscáis fuera lo que lleváis dentro” (Archange Enguerrand).
Adquirir el tesoro implica desprenderse de otros bienes para poder comprarlo. En nuestro caso, no se trata tanto de vender para comprar cuanto de liberarse de afanes, deseos, pretensiones, y adquirida la libertad del corazón, gozar de quien nos habita, y poder escuchar su voz como referencia y discernimiento en el quehacer diario.
PREGUNTA
¿Dónde buscas el tesoro, fuera o dentro de ti?