TEXTO BÍBLICO
«Te doy gracias, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has escondido estas cosas a los sabios y entendidos, y se las has revelado a los pequeños. Sí, Padre, así te ha parecido bien. Todo me ha sido entregado por mi Padre, y nadie conoce al Hijo más que el Padre, y nadie conoce al Padre sino el Hijo y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar. Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados, y yo os aliviaré. Tomad mi yugo sobre vosotros y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón, y encontraréis descanso para vuestras almas. Porque mi yugo es llevadero y mi carga ligera» (Mt 11, 25-30).
COMENTARIO
El mes de julio es para algunos tiempo de vacaciones. La invitación de Jesús es providente: “Venid a mí todos los que estáis cansados, que yo os aliviaré”. Es muy importante saber proyectar el descanso, porque puede suceder que después de vacaciones se vuelva con mayor estrés.
El conocimiento de las Escrituras no está en relación con el afán humano de abarcar, poseer, conocer, dominar y adquirir. Por el contrario, según el mismo texto que hoy se proclama, los sencillos, a veces los iletrados, en todo caso los humildes, los que se apoyan en la oración y suplican los dones del Espíritu Santo, llegan a comprender el sentido de la revelación.
El papa Francisco llama a ejercer la mansedumbre como expresión evangélica. “El término «manso» usado aquí significa literalmente dulce, suave, gentil, no violento. La mansedumbre se manifiesta en los momentos de conflicto, se puede ver por la forma en que se reacciona ante una situación hostil. Cualquiera puede parecer manso cuando todo está tranquilo, pero ¿cómo reacciona «bajo presión» si es atacado, ofendido, agredido?” (Audiencia, 19 de febrero 2020)
PROPUESTA
¿Te sientes aludido cuando se habla de los mansos y humildes de corazón?