TEXTO EVANGÉLICO

XV Domingo Tiempo Ordinario 2023«Salió el sembrador a sembrar. Al sembrar, una parte cayó al borde del camino; vinieron los pájaros y se la comieron. Lo sembrado en terreno pedregoso significa el que escucha la palabra y la acepta enseguida con alegría; pero no tiene raíces, es inconstante, y en cuanto viene una dificultad o persecución por la palabra, enseguida sucumbe. Lo sembrado entre abrojos significa el que escucha la palabra; pero los afanes de la vida y la seducción de las riquezas ahogan la palabra y se queda estéril. Lo sembrado en tierra buena significa el que escucha la palabra y la entiende; ese da fruto y produce ciento o sesenta o treinta por uno» (Mt 13, 3-4. 20-23).

COMENTARIO

La parábola del sembrador revela que Jesús conocía los trabajos agrícolas. En principio son muy distantes a los que hoy ocupan a la mayoría de la población. Cabe incluso que muchos jóvenes no comprendan los términos rurales que se refieren a la labranza, como son barbecho, campo roturado, siembra por añadas… Sin embargo, por encima de que se conozcan o no los trabajos agrícolas, es principio revelado no perder la relación con la naturaleza.

El ejemplo que hoy ofrece el Evangelio se puede aplicar a cada uno sin hacer violencia. Somos campo de sementera, donde la semilla de la Palabra de Dios, según la hondura en la que la alberguemos, dará mayor o menor fruto. Es propicio, al final de curso, hacer una evaluación y valorar la cosecha. Por los frutos se conoce si el árbol es bueno o malo.

Ha sido año de sequía, los labradores lo están pasando mal, y también el ambiente está desolando las conciencias. Es momento propicio de valorar el grano, su peso sobre todo, no sea que se haya arrebatado y sea cosecha baldía. En un examen personal, ¿qué balance haces del fruto de tu campo?

PROPUESTA

Lo importante es ver si todo ha quedado en sentimiento o se traduce en hechos concretos.

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