TEXTO EVANGÉLICO
“Yo os digo: Amad a vuestros enemigos y rezad por los que os persiguen, para que seáis hijos de vuestro Padre celestial, que hace salir su sol sobre malos y buenos, y manda la lluvia a justos e injustos. Porque, si amáis a los que os aman, ¿qué premio tendréis? ¿No hacen lo mismo también los publicanos? Y, si saludáis solo a vuestros hermanos, ¿qué hacéis de extraordinario? ¿No hacen lo mismo también los gentiles? Por tanto, sed perfectos, como vuestro Padre celestial es perfecto” (Mt 5, 44-48).
COMENTARIO
El texto evangélico trasciende las relaciones naturales de amigos y enemigos, y revela la novedad del mensaje de Jesús y de su testimonio radical de dar la vida para perdón de todos los pecados y de aquellos que lo crucifican.
Sin duda, el axioma de sed perfectos como vuestro padre celestial es perfecto”, nos parece inalcanzable. Hoy también se lee: “El Señor habló así a Moisés: «Di a la comunidad de los hijos de Israel: “Sed santos, porque yo, el Señor, vuestro Dios, soy santo”, y la perfección absoluta, junto con la santidad divina se revela en la misericordia: “Sed misericordiosos como vuestro Padre es misericordioso” (Lc 6, 36). Solo desde las entrañas conmovidas de Dios cabe sentirnos invitados a la santidad y a la perfección.
No es reacción adecuada la de pensar que al no poder ser perfectos, se pueda justificar el odio, el rencor y la violencia. Los mártires nos han dado ejemplo de morir perdonando a sus verdugos. El saber perdonar, siempre será el testimonio cristiano por excelencia.
PROPUESTA
¿Tus relaciones son naturales o cristianas?