TEXTO EVANGÉLICO
Jesús, después de bajar con ellos, se paró en una llanura con un grupo grande de discípulos y una gran muchedumbre del pueblo, procedente de toda Judea, de Jerusalén y de la costa de Tiro y de Sidón. Él, levantando los ojos hacia sus discípulos, les decía: «Bienaventurados los pobres, porque vuestro es el reino de Dios.”
TRES CONSIDERACIONES
Observa el movimiento de Jesús, quien después de subir al monte, desciende a la llanura para predicar las “Bienaventuranzas”, como Moisés hizo con las Tablas de la Ley. Con este gesto cabe interpretar que nos presenta la nueva ley.
“El descenso simboliza la encarnación de Cristo. El movimiento descendente significa la implicación en la vida y el mundo, es la clave de la espiritualidad cristina. Tanto la ascensión como el descenso requieren abandono de sí, despojamiento y vaciamiento” (Janet P. Williams, “Un Dios que es siempre más”, Sígueme, 66).
Sorprende la afirmación de la Bienaventuranza en presente: “Porque vuestro es el reino de los cielos”, dirigiéndose a los pobres. Y los pobres no son bienaventurados por su pobreza, sino porque Jesús los tiene en especial estima, Él se ha presentado como enviado del Espíritu: “Me ha enviado a evangelizar a los pobres” (Lc 4, 18).
PROPUESTA
En tu pobreza, debilidad y herida, trata de sentir la bienaventuranza del amor de Jesús.