TEXTO EVANGÉLICO
“Si amáis a los que os aman, ¿qué mérito tenéis? También los pecadores aman a los que los aman. Y si hacéis bien solo a los que os hacen bien, ¿qué mérito tenéis? También los pecadores hacen lo mismo. Y si prestáis a aquellos de los que esperáis cobrar, ¿qué mérito tenéis? También los pecadores prestan a otros pecadores, con intención de cobrárselo. Por el contrario, amad a vuestros enemigos, haced el bien y prestad sin esperar nada; será grande vuestra recompensa y seréis hijos del Altísimo, porque él es bueno con los malvados y desagradecidos. Sed misericordiosos como vuestro Padre es misericordioso” (Lc 6, 32-36).
CONSIDERACIONES
Observa en el texto cómo Jesús hace la misma pregunta por tres veces. De este modo se señala la importancia. Y nos la hace a cada uno de nosotros. En ella posiblemente nos descubrimos denunciados, pues nuestro comportamiento sigue en muchos casos lo que nos dicta la naturaleza, en vez de lo que dice la fe.
El Evangelio de san Lucas nos ofrece el núcleo del mensaje cristiano. El cristianismo es la religión del amor, pero amor no como obligación, sino como identidad de quienes se sienten, sin merecimiento propio, amados y redimidos por Jesús.
La Biblia ofrece un tríptico progresivo, en el que desvela la identidad de Dios: “Sed santos, porque Dios, es santo”; “sed perfectos, porque Dios es perfecto”; “sed misericordiosos, porque vuestro Padre es misericordioso”. Y Dios nos muestra su bondad para buenos y malos, con el envío de su Hijo, para rescatar lo que estaba perdido, exiliado o desterrado.
PROPUESTA
En las palabras del Evangelio, ¿percibes corrección o invitación?