TEXTO BÍBLICO
“Como el Padre me ha amado, así os he amado yo; permaneced en mi amor. Si guardáis mis
mandamientos, permaneceréis en mi amor; lo mismo que yo he guardado los mandamientos de mi Padre y permanezco en su amor. Os he hablado de esto para que mi alegría esté en vosotros, y vuestra alegría llegue a plenitud. Este es mi mandamiento: que os améis unos a otros como yo os he amado. Nadie tiene amor más grande que el que da la vida por sus amigos. Vosotros sois mis amigos si hacéis lo que yo os mando” (Jn 15, 9-14).
COMENTARIO
Estamos al final del Tiempo de Pascua, en un contexto de despedida. Jesús, después de cuarenta días en los que se dejó ver por sus discípulos, asciende a los cielos. En vísperas de la Ascensión del Señor, la Iglesia recuerda las palabras que el Maestro pronunció al final de los días de su vida mortal, donde expresaba su amor de amistad hacia los suyos. Sin embargo, el amor que nos ofrece no se limita solo a la amistad, sino que es un amor de ágape, un amor por el mero acto de amar. No es un amor basado en la “filía”, sino un amor gratuito, divino.
Al leer el pasaje, parece como si estuviera en nuestras manos el ser o no amados por Dios. Ante el condicional de la traducción: “Si guardáis mis mandamiento”. “Si hacéis lo que yo os mando”, se puede interpretar que, según sea el comportamiento personal, así Dios nos ama.
Dios nos ha amado en su Hijo a fondo perdido. No ha habido condicional. Jesús ha entregado su vida por todos los hombres. No se ha reservado el amor condicionalmente, según nuestro comportamiento. Podremos ignorar, rechazar, dudar del amor que Dios nos tiene, pero no podemos impedir que Él nos quiera.
PROPUESTA
¿Eres consciente del amor que Dios te tiene?
