TEXTO EVANGÉLICO
“Jesús les dijo: «Mi Padre sigue actuando, y yo también actúo». Por eso los judíos tenían más ganas de matarlo: porque no solo quebrantaba el sábado, sino también llamaba a Dios Padre suyo, haciéndose igual a Dios. Jesús tomó la palabra y les dijo: «En verdad, en verdad os digo: el Hijo no puede hacer nada por su cuenta sino lo que viere hacer al Padre. Lo que hace este, eso mismo hace también el Hijo, pues el Padre ama al Hijo y le muestra todo lo que él hace, y le mostrará obras mayores que esta, para vuestro asombro” (Jn 5, 17-20).
PASO DE PASIÓN: EL SEÑOR CORONADO DE ESPINAS
“Los soldados trenzaron una corona de espinas, se la pusieron en la cabeza y le echaron por encima un manto color púrpura; y, acercándose a él, le decían: «¡Salve, rey de los judíos!». Y le daban bofetadas. Pilato salió otra vez afuera y les dijo: «Mirad, os lo saco afuera para que sepáis que no encuentro en él ninguna culpa». Y salió Jesús afuera, llevando la corona de espinas y el manto color púrpura. Pilato les dijo: «He aquí al hombre»” (Jn 19, 2-5).
CONSIDERACIÓN
Ante la imagen de Jesús coronado de espinas, sorprende la lectura de la parábola del bosque, en la que los árboles quisieron elegir a uno de ellos como rey. Le ofrecieron la corona al olivo, a la higuera y a la vid, pero rehusaron; sin embargo, la zarza aceptó: “Todos los árboles dijeron a la zarza: «Ven tú, reina sobre nosotros.» La zarza respondió a los árboles: «Si con sinceridad venís a ungirme a mí para reinar sobre vosotros, llegad y cobijaos a mi sombra” (Jue 9, 14-15).
Ahora sobre la cabeza del Nazareno, a quien Pilato proclama rey de los judíos, aparece la corona de espinas, que se convierte en burla de todos los honores de los hombres.
Los abrojos que han invadido el jardín del paraíso por la desobediencia de Adán; la zarza que entrega el cordero a Abraham; la zarza ardiente que desvela el nombre de Dios a Moisés, aparecen sobre la sien del Señor y gracias a su obediencia, quienes miramos al Coronado de Espinas nos sentiremos liberados de nuestras espinas, transformadas en frutos de redención.
PREGUNTA
¿Cómo interpretas lo que te produce dolor: como adversidad o como posibilidad de asociarte a la Pasión del Señor?