TEXTO BÍBLICO

 “El Señor mismo os va a dar una señal: La joven está encinta y va a tener un hijo,

al que pondrá por nombre Emanuel” (Is 7, 14).

COMENTARIO

Ya no hay tiempo que perder, comenzamos la última semana de Adviento, los anuncios de la inminente llegada del Señor son cada vez más solemnes. La contemplación de las escenas evangélicas produce una alegría especial, al tiempo que respeto.

Se cumplen las profecías, lo que estaba anunciado desde antiguo, acontece. Dios cumple su Palabra. De la descendencia de la mujer va a nacer quien pise la cabeza del mal para siempre. “Todo esto sucedió para que se cumpliera lo que el Señor había dicho por medio del profeta: “La virgen quedará encinta, y tendrá un hijo al que pondrán por nombre Emmanuel” (Mt 1, 23).”

Hoy se celebra la Virgen de la Esperanza. En el calendario hispano-mozárabe es la fiesta principal en honor de Nuestra Señora. Da pudor acercarse a la intimidad de las relaciones entre José y María. El Evangelio llega a narrar el desconcierto del esposo de la Nazarena, a quien el ángel de Dios, en sueños, tuvo que aliviarle la zozobra: “José, descendiente de David, no tengas miedo de tomar a María por esposa, porque el hijo que espera es obra del Espíritu Santo. María tendrá un hijo y tú le pondrás por nombre Jesús.” (Mt 1, 20-21)

El acercamiento histórico a los acontecimientos de la Navidad no debería impedir la actitud creyente del sobrecogimiento. Hay verdades que sólo se pueden comprender de rodillas. El embeleso, la admiración, el santo temor de Dios, el respeto, el amor, la ofrenda generosa, la contemplación son las actitudes que nos corresponden estos días inmediatos a la Nochebuena.

PROPUESTA

En algunos países de América se celebra la novena al Niño Jesús, que anuncian cada día los auroros. Dispongamos el corazón, a ocho días de la Navidad.

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