“El primer día tomaréis los frutos más hermosos de los árboles, ramos de palmera, ramas de árboles frondosos y de sauces de las riberas; y os regocijaréis en la presencia del Señor, vuestro Dios, por espacio de siete días” (Lev 23, 40).
EL SAUCE
A pocos días de la Navidad, la referencia del sauce, uno de los árboles que presta sus ramas para celebrar la Fiesta de las Tiendas, nos invita a preparar nuestro interior a la venida de Jesús. En otro momento, el salmista evocará los sauces para cantar la nostalgia que invade al resto de Israel que vive en el exilio: “Junto a los canales de Babilonia | nos sentamos a llorar | con nostalgia de Sión; en los sauces de sus orillas | colgábamos nuestras cítaras” (Sal 136, 1-2). El misterio de la Navidad anulará la nostalgia, y nos permitirá tomar de nuevo los instrumentos para cantar esta vez villancicos.
LA CÍTARA
Según nos aproximamos a la Navidad se oyen con más frecuencia los cánticos propios de este tiempo y los instrumentos musicales que alegran las reuniones. Al remontarnos a los tiempos bíblicos, cabe recordar el pasaje en el que el rey de Babilonia manda tocar para su propio homenaje. «A vosotros, pueblos, naciones y lenguas, se os hace saber: En cuanto oigáis tocar la trompa, la flauta, la cítara, el laúd, el arpa, la vihuela y todos los demás instrumentos, os postraréis y adoraréis la estatua de oro que ha erigido el rey Nabucodonosor. Quien no se postre en adoración será inmediatamente arrojado al horno encendido» (Dn 3, 4-5). Pero los jóvenes no cayeron en idolatría. Es tiempo de adorar al Hijo de Dios.
PROPUESTA
¿Por qué o por quién sientes nostalgia o entonas tus cánticos?
