TEXTO EVANGÉLICO
Vosotros, en cambio, no os dejéis llamar rabbí, porque uno solo es vuestro maestro y todos vosotros sois hermanos. Y no llaméis padre vuestro a nadie en la tierra, porque uno solo es vuestro Padre, el del cielo. No os dejéis llamar maestros, porque uno solo es vuestro maestro, el Mesías. El primero entre vosotros será vuestro servidor. El que se enaltece será humillado, y el que se humilla será enaltecido» (Mt 23, 8-12).
PROFECÍA DE LA PASIÓN (XIV)
“Maltratado, voluntariamente se humillaba y no abría la boca: como cordero llevado al matadero, como oveja ante el esquilador, enmudecía y no abría la boca. Sin defensa, sin justicia, se lo llevaron, ¿quién se preocupará de su estirpe? Lo arrancaron de la tierra de los vivos, por los pecados de mi pueblo lo hirieron. Le dieron sepultura con los malvados y una tumba con los malhechores, aunque no había cometido crímenes ni hubo engaño en su boca. El Señor quiso triturarlo con el sufrimiento, y entregar su vida como expiación: verá su descendencia, prolongará sus años, lo que el Señor quiere prosperará por su mano” (Isa 53, 7-10).
COMENTARIO
El Cordero de Dios, que ha señalado Juan Bautista, es sacrificado. La víctima que sustituyó el sacrificio de Isaac, es asumida por Jesús, quien se ofrece como rescate de todos los hijos de los hombres.
La figura del Cordero degollado demuestra hasta dónde llega el amor del Buen Pastor, que no solo rescata a su rebaño, sino que decide tomar su identidad y hacerse como él, para poder morir por su grey.
El profeta describe de forma realista lo que será la ofrenda total de Jesús en la Cruz. Pero no solo adelanta el sufrimiento redentor, sino que anticipa también el triunfo del Crucificado: “El Señor prolongará sus años”.
PREGUNTA
¿Te sientes redimido?