TEXTO EVANGÉLICO
«Sed compasivos, como vuestro Padre es compasivo. No juzguéis y no seréis juzgados, no condenéis y no seréis condenados; perdonad y seréis perdonados. Dad y se os dará; una medida buena, apretada, remecida, rebosante pondrán en el halda de vuestros vestidos. Porque con la medida con que midáis se os medirá» (Lc 6, 36-38).
PROFECÍA DE LA PASIÓN (XIII)
“Ya no será el sol tu luz de día, ni te alumbrará la claridad de la luna, será el Señor tu luz perpetua y tu Dios tu esplendor. Tu sol ya no se pondrá, ni menguará tu luna, porque el Señor será tu luz perpetua” (Isa 60, 19-20)
COMENTARIO
El relato de la Pasión de Jesús alude a la oscuridad que se cierne sobre la tierra en la hora de la muerte del Señor: “Era ya cerca de la hora sexta cuando, al eclipsarse el sol, hubo oscuridad sobre toda la tierra hasta la hora nona. El velo del Santuario se rasgó por medio” (Lc 23, 44-45). Y el salmista canta: “Ni la tiniebla es oscura para ti, la noche es clara como el día, la tiniebla es como luz para ti” (Sal 138, 12).
La profecía asegura que el Señor será la luz. Jesús había dicho: “Yo soy la luz del mundo” (Jn 8, 12). Para el creyente, la resurrección de Jesús es lámpara con la que alumbrar todo acontecimiento.
A la muerte de Jesús una nueva luz se enciende, que ilumina toda oscuridad. Ya no es el sol, sino el Misterio Pascual, de muerte y vida. La fe permite transfigurar la realidad. El perdón es la clave que enciende la luz.
PREGUNTA
En los momentos oscuros, ¿te ilumina la fe?