“HACED LO QUE ÉL OS DIGA”
“Dice su madre a los sirvientes: «Haced lo que él os diga.» Había allí seis tinajas de piedra, puestas para las purificaciones de los judíos, de dos o tres medidas cada una. Les dice Jesús: «Llenad las tinajas de agua» Y las llenaron hasta arriba. «Sacadlo ahora, les dice, y llevadlo al maestresala.» Ellos lo llevaron. Cuando el maestresala probó el agua convertida en vino, como ignoraba de dónde era (los sirvientes, los que habían sacado el agua, sí que lo sabían), llama el maestresala al novio y le dice: «Todos sirven primero el vino bueno y cuando ya están bebidos, el inferior. Pero tú has guardado el vino bueno hasta ahora» (Jn 2, 5-10).
COMENTARIO
Para interpretar un texto bíblico es bueno, si es posible, leerlo en un contexto más amplio. Ante las palabras de María a los sirvientes, encontramos la concurrencia con las que dijo Faraón a los hermanos de José: «Id a José: haced lo que él os diga» (Gen 41, 45). Por esta concordancia, el autor del Cuarto Evangelio designa a Jesús como el nuevo José, y si gracias al hijo menor de Jacob comieron todos sus hermanos, gracias a Jesús nos saciaremos en el banquete nupcial, que es la Cena Pascual.
El agua convertida en vino es sacramento de la humanidad divinizada, gracias al sacramento bautismal y a la Eucaristía. “La participación del cuerpo y de la sangre del Señor, en efecto, nos convierte en lo mismo que tomamos y hace que llevemos siempre en nosotros, en el espíritu y en la carne, a aquel junto con el cual hemos muerto, bajado al sepulcro y resucitado” (San León Magno, Sermones).
Si encontrábamos paralelismos entre el Génesis y el Cuarto Evangelio para afirmar que san Juan nos presenta una nueva creación, en Caná de Galilea, las seis tinajas vacías, llenadas de agua convertida en vino, es la imagen más plástica de una nueva creación, no solo de la materia, sino de quienes participamos del banquete de bodas.
PROPUESTA
¿Te sientes invitado al banquete de bodas?