EL FUNCIONARIO REAL
“Había un funcionario real que tenía un hijo enfermo en Cafarnaún. Oyendo que Jesús había llegado de Judea a Galilea, fue a verlo, y le pedía que bajase a curar a su hijo que estaba muriéndose. Jesús le dijo: «Si no veis signos y prodigios, no creéis». El funcionario insiste: «Señor, baja antes de que se muera mi niño». Jesús le contesta: «Anda, tu hijo vive». El hombre creyó en la palabra de Jesús y se puso en camino. Iba ya bajando, cuando sus criados vinieron a su encuentro diciéndole que su hijo vivía. Él les preguntó a qué hora había empezado la mejoría. Y le contestaron: «Ayer a la hora séptima lo dejó la fiebre». El padre cayó en la cuenta de que esa era la hora en que Jesús le había dicho: «Tu hijo vive». Y creyó él con toda su familia” (Jn 4, 46-53).
COMENTARIO
El evangelista va sumando los signos de Jesús, y señala la curación del hijo del funcionario real como segundo signo. El Cuarto Evangelio citará siete signos para demostrar la divinidad de Jesús: el agua convertida en vino; la curación del hijo del funcionario real; la curación del paralítico de Betesda; la multiplicación de panes, la tormenta calmada; el ciego de nacimiento y la resurrección de Lázaro.
Al observar las acciones de Jesús, se puede percibir que no hace distinción de los destinatarios. Sus signos se ubican en Judea y en Galilea, tanto en favor de creyentes como de paganos, igual para la multitud que para los suyos.
El texto que contemplamos ofrece una expresión paradigmática: “El hombre creyó y se puso en camino”. El lema del día del seminario fue: “Levántate y ponte en camino”. Y el lema de la Jornada Mundial de Oración por las Vocaciones: “Ponte en Camino. No esperes más”. Pero el secreto está en dar fe a la Palabra de Jesús. Él se ha presentado como el verdadero Camino.
PROPUESTA
¿Por qué camino andas?