
EVANGELIO

Via Crucis XIII, desierto de las Palmas
“Había un funcionario real que tenía un hijo enfermo en Cafarnaún. Oyendo que Jesús había llegado de Judea a Galilea, fue a verlo, y le pedía que bajase a curar a su hijo que estaba muriéndose. Jesús le contesta: «Anda, tu hijo vive». El hombre creyó en la palabra de Jesús y se puso en camino. Iba ya bajando, cuando sus criados vinieron a su encuentro diciéndole que su hijo vivía. El padre cayó en la cuenta de que esa era la hora en que Jesús le había dicho: «Tu hijo vive». Y creyó él con toda su familia” (Jn 4, 43-54).
SANTOS PADRES
“De oriente nos viene la propiciación. Ello te invita a que mires siempre hacia oriente, de donde sale para ti el sol de justicia, de donde te nace continuamente la luz, para que no camines nunca en tinieblas, ni te sorprenda en tinieblas aquel día último; para que no se apodere de ti la noche y oscuridad de la ignorancia, sino que vivas siempre en la luz de la sabiduría, en el pleno día de la fe, bajo la luz de la caridad y de la paz” (Orígenes).
CONSIDERACIONES
Dar fe a la Palabra es eficaz. Jesús aseguró el poder de los que creen. Quizá nos sucede como al padre del muchacho enfermo: «Creo, pero ayuda mi falta de fe» (Mc 9, 24).
El ciego de nacimiento representa bien la actitud que debemos tener: «¿Crees tú en el Hijo del hombre?» Él contestó: «¿Y quién es, Señor, para que crea en él?» Jesús le dijo: «Lo estás viendo: el que te está hablando, ese es». Él dijo: «Creo, Señor» (Jn 9, 35-38)
¡Qué diferente es caminar a oscuras que con luz! Somos hijos de la Luz, no de las tinieblas, caminemos como en pleno día
PROPUESTA
Jesús le dijo: «¿Porque me has visto has creído? Bienaventurados los que crean sin haber visto» (Jn 20, 29).