BODA DE CANÁ DE GALILEA
“Tres días después se celebraba una boda en Caná de Galilea y estaba allí la madre de Jesús. Fue invitado también a la boda Jesús con sus discípulos. Y, como faltara vino, porque se había acabado el vino de la boda, le dice a Jesús su madre: «No tienen vino.» Jesús le responde: «¿Qué tengo yo contigo, mujer? Todavía no ha llegado mi hora» (Jn 2, 1-4).
COMENTARIO
Desde las premisas expuestas, por las que Jesús aparece como novio, se comprende mejor que, a la hora de iniciar sus signos, lo haga en el marco de una boda. Así sucede en el capítulo segundo del Evangelio de san Juan.
En los Evangelios ninguna palabra es indiferente. Observa que el pasaje tiene referencia cronológica: “al tercer día”, y de lugar: “en Caná de Galilea”. Ambas circunstancias indican que el pasaje nos concierne y que debemos entrar en la escena como invitados a la boda.
Es fácil encontrar la concurrencia con el dato cronológico, tanto en un contexto del Antiguo Testamento, como del Nuevo Testamento. El día tercero de la creación, Dios se complació doblemente por lo que había hecho. “Al tercer día levantó Abraham los ojos y vio el lugar desde lejos” (Gen 22, 4). “Al tercer día, al rayar el alba, hubo truenos y relámpagos y una densa nube sobre el monte y un poderoso resonar de trompeta; y todo el pueblo que estaba en el campamento se echó a temblar. Entonces Moisés hizo salir al pueblo del campamento para ir al encuentro de Dios” (Ex 19, 16-17). Para los cristianos, al tercer día Jesús resucita. Estos datos nos llevan a comprender la boda de Caná con perspectiva pascual.
Sorprende que entre los invitados a la boda estén Jesús, su madre y los discípulos. Hay quien señala la posibilidad de que fuera la boda de Natanael o del apóstol Simón, que eran de Caná. Pero más bien en ellos podemos interpretar la presencia de la Iglesia, con la que el Señor va a celebrar su desposorio, cuando convierta el agua en vino.
PROPUESTA
¿Te sientes invitado a la boda?
