TIEMPO ENTRAÑABLE. A medida que nos acercamos a los días de la Pasión del Señor, se hace más evidente el motivo por el que Jesús no rehúye beber el cáliz que le ofrece su Padre. En muchos lugares las Hermandades rinden culto especial a sus imágenes titulares. Emociona cómo personas humildes, sencillas y pobres tienen gestos de amor para con el Señor y para con su santísima madre.

Isaías 42,1-7; Salmo 26; Juan 12,1-11 TEXTO EVANGÉLICO “Seis días antes de la Pascua, fue Jesús a Betania, donde vivía Lázaro, a quien había resucitado de entre los muertos. Allí…

TIEMPO PARADÓJICO. El Domingo de Ramos queda más vinculado a la procesión triunfal del Señor en su entrada solemne en Jerusalén, que por la lectura de la Pasión de Jesús. Sin embargo, la liturgia celebra un tiempo paradójico, ya que al mismo tiempo que canta el “¡Hosanna al Hijo de David!”, se dispone a entrar en la Semana Santa, en la que se reaviva el recuerdo y la celebración de la Pasión y muerte del Señor. Impresiona el hecho social, tan frecuente, del populismo. Quienes acogen entusiasmados a Jesús, serán los mismos que pedirán su muerte.

TIEMPO DE ESPERANZA. Hoy, la liturgia ofrece la profecía de Jeremías, por la que más allá de los nubarrones pesimistas que se ciernen sobre Jesús, la visión adelanta el horizonte: “Entonces se alegrará la doncella en la danza, gozarán los jóvenes y los viejos; convertiré su tristeza en gozo, los alegraré y aliviaré sus penas”

TIEMPO DE SABERSE DEFENDIDO. A medida que se acercan los días de la Pasión del Señor, cabe preguntarse por la fuerza que alberga Jesús para entregarse en manos de su verdugos, y no encontramos otra que la asistencia interior del Espíritu de amor de su Padre.

Génesis 17,3-9; Salmo 104; Juan 8,51-59 TEXTO BÍBLICO “Abrán cayó rostro en tierra y Dios le habló así: «Por mi parte, esta es mi alianza contigo: serás padre de muchedumbre…

JESÚS ES NUESTRO LIBERADOR. El mismo Jesús, al personalizar la parábola del Buen Pastor, asegura: “Yo he venido para que tengan vida y la tengan abundante”. “Yo he venido al mundo como luz, y así, el que cree en mí no quedará en tinieblas. San Pablo dice: “Gracia y paz de parte de Dios, nuestro Padre, y del Señor Jesucristo, que se entregó por nuestros pecados para librarnos de este perverso mundo presente, conforme al designio de Dios, nuestro Padre”

TIEMPO DE SABERSE ACOMPAÑADO. El secreto de Jesús es saberse no solo amado por los suyos, por su madre, los apóstoles, los discípulos y las mujeres que le acompañaban, sino también, y sobre todo, por su Padre. La llamada más radical al seguimiento evangélico no pide un intento sobrehumano, sino una opción de seguir detrás de Jesús.

TIEMPO DE DEJARSE PERDONAR. Es necesario aceptarse a uno mismo, y no como tolerancia, sino desde una dimensión teologal, por haber sido hecho a imagen de Dios. Los textos que hoy se proclaman fundamentan la estima que debemos tenernos. No es solución despreciarse a sí mismo, tampoco la falta de aceptación personal, si se confiesa que el Señor nos acompaña, nos cuida, y busca lo mejor para cada uno.

TIEMPO DE GRACIA. La Iglesia ofrece entrañablemente el sacramento del perdón, y quien lo celebra gusta la gracia de Dios, experimenta la anchura de corazón, siente la paz interior, se libera de arrastrar el fardo pesado de la mala memoria. Tan solo hace falta reconocerse pecador.

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