
XIII.- Jesús en brazos de su Madre
¿Qué sentimientos embargarían a nuestra Señora al pie de la Cruz?
María, teniendo en tus brazos a tu Hijo, seguro que te venían a la mente tantos momentos vividos en Nazaret, y tantas palabras que le escuchaste a tu Hijo.
Recuerdas lo que dijo un día: “Si la Escritura llama dioses a aquellos a quienes vino la palabra de Dios, y no puede fallar la Escritura, a quien el Padre consagró y envió al mundo, ¿decís vosotros: “¡Blasfemas!” porque he dicho: “Soy Hijo de Dios”? Si no hago las obras de mi Padre, no me creáis, pero si las hago, aunque no me creáis a mí, creed a las obras, para que comprendáis y sepáis que el Padre está en mí, y yo en el Padre» (Jn 10, 35-38).
DE PIE
La piedad popular y el arte cristiano han plasmado de diferentes maneras el momento del abrazo de
En otros casos María aparece como verdadera madre de la Humanidad, como Iglesia esposa, y en un juego de anacronismos se yuxtaponen los planos de la Virgen de Belén y de la Virgen de las Angustias.
PROPUESTA
Reza: “Ea, pues, Señora, abogada nuestra, vuelve a nosotros tus ojos misericordiosos, y después de este destierro, muéstranos a Jesús, fruto bendito de tu vientre. Oh, clemente, oh piadosa, oh dulce Virgen María. Ruega por nosotros, Santa Madre de Dios, para que seamos dignos de alcanzar las promesas de Nuestro Señor Jesucristo”.