TEXTO EVANGÉLICO
“Cuando hagas limosna, que no sepa tu mano izquierda lo que hace tu derecha; así tu limosna quedará en secreto y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará. Tú, en cambio, cuando ores, entra en tu cuarto, cierra la puerta y ora a tu Padre, que está en lo secreto, y tu Padre, que ve en lo secreto, te lo recompensará. Tú, en cambio, cuando ayunes, perfúmate la cabeza y lávate la cara, para que tu ayuno lo note, no los hombres, sino tu Padre, que está en lo escondido; y tu Padre, que ve en lo escondido, te recompensará” (Mt 6, 1-6. 17-18).
COMENTARIO
Actuemos en la presencia de Dios, no para ser visto por los hombres. Dios penetra las entrañas y el corazón, nada se le oculta; y lo hace no como alguien indiscreto, sino como quien valora nuestra ofrenda.
IMAGEN: EL ORANTE
Los lugares desiertos, los claustros monásticos y la celda del corazón se convierten en los espacios privilegiados para mantener la relación con Dios, que ve en lo secreto. Es un gran gesto de generosidad orar por todos, solos ante Dios.
LA ORACIÓN
Orar es respirar la fe. Es saberse en relación con Dios. Es entrar en su presencia, vivir sabiéndose abrazado a la vez que habitado. “Nunca somos totalmente «alguien» hasta que somos en relación”, afirma Vicent Pizzuto. Y no hay mayor ni mejor relación que tratar con Dios.
PROPUESTA CUARESMAL
Tríptico: limosna, oración, ayuno.