EVANGELIO
“Por último, les mandó a su hijo diciéndose: “Tendrán respeto a mi hijo”. Pero los labradores, al ver al hijo se dijeron: “Este es el heredero: venid, lo matamos y nos quedamos con su herencia”. Cuando vuelva el dueño de la viña, ¿qué hará con aquellos labradores?». Le contestan: «Hará morir de mala muerte a esos malvados y arrendará la viña a otros labradores que le entreguen los frutos a su tiempo». Y Jesús les dice: «¿No habéis leído nunca en la Escritura: “La piedra que desecharon los arquitectos es ahora la piedra angular. Es el Señor quien lo ha hecho, ha sido un milagro patente»?” (Mt 21,37-42)
SANTOS PADRES
“Aquellos preceptos, pues, que implicaban servidumbre y tenían el carácter de signo fueron eliminados por el nuevo Testamento de libertad; en cambio, los que eran de ley natural, liberadores y comunes a todo hombre, los completó y perfeccionó, dando a los hombres, con suma liberalidad y largueza, el conocimiento de Dios como Padre adoptivo, para que lo amasen de todo corazón y siguieran al que es su Palabra sin desviarse.” (San Ireneo)
CONSIDERACIONES
Nuestro natural se subleva al escuchar la parábola de los viñadores inicuos. Reaccionamos de forma violenta ante la violencia, Jesús, en cambio, reconvierte la violencia en misericordia, y la piedra desechada, en fundamento.
Jesús quiere de nosotros lo que comenta san Ireneo, que lo amemos. Jesús personaliza la historia de José, y como él, transforma la conducta reprobable en motivo de intercesión y de bendición.
La viña infiel, por la acción de Jesús, se convierte en vid verdadera; los agrazones, en el mejor vino; el cáliz de bendición, en ofrenda redentora.
PROPUESTA
¿Eres proclive a la venganza o al perdón?