TEXTO EVANGÉLICO
“«Paz a vosotros». Pero ellos, aterrorizados y llenos de miedo, creían ver un espíritu Y él les dijo: «¿Por qué os alarmáis?, ¿por qué surgen dudas en vuestro corazón? Mirad mis manos y mis pies: soy yo en persona. Palpadme y daos cuenta de que un espíritu no tiene carne y huesos, como veis que yo tengo». Dicho esto, les mostró las manos y los pies. Pero como no acababan de creer por la alegría, y seguían atónitos, les dijo: «¿Tenéis ahí algo de comer?». Ellos le ofrecieron un trozo de pez asado.” (Lc 24, 36-42)
COMENTARIO
El evangelista incorpora al relato pascual el protagonismo de los sentidos de la vista, del tacto y del gusto, como argumento autentificado del acontecimiento de la Pascua. En otro momento los apóstoles dirán, para avalar su testimonio: “Nosotros los que hemos comido y bebido con Él”.
Jesús nos convierte en Eucaristía, y nos solicita aquello mismo que Él nos ha dado en la Cena Santa. Somos, según san Agustín, el mismo misterio que se ofrece en la Misa, Cuerpo de Cristo.
PROPUESTA
¿Puedes dar testimonio de tu identidad sagrada?