Miqueas 7,14-15.18-20; Salmo 102; Lucas 15,1-3.11-32
TEXTO BÍBLICO
“Me levantaré, me pondré en camino adonde está mi padre, y le diré: Padre, he pecado contra el cielo y contra ti; ya no merezco llamarme hijo tuyo: trátame como a uno de tus jornaleros”. Se levantó y vino adonde estaba su padre; cuando todavía estaba lejos, su padre lo vio y se le conmovieron las entrañas; y, echando a correr, se le echó al cuello y lo cubrió de besos. Su hijo le dijo: “Padre, he pecado contra el cielo y contra ti; ya no merezco llamarme hijo tuyo”. Pero el padre dijo a sus criados: “Sacad enseguida la mejor túnica y vestídsela; ponedle un anillo en la mano y sandalias en los pies; traed el ternero cebado y sacrificadlo; comamos y celebremos un banquete, porque este hijo mío estaba muerto y ha revivido; estaba perdido y lo hemos encontrado” (Lc 15, 18-24).
TIEMPO DE VOLVER A CASA
Un texto emblemático en tiempo de Cuaresma es, sin duda, la parábola del llamado “Hijo prodigo”, pues realmente el pródigo es el padre, él derrocha misericordia. El retorno a casa, humilde y reconociendo el propio pecado, conmueve al padre pródigo y derrocha con su hijo menor toda una serie de gestos con los que le integra de nuevo en la familia, a la casa paterna. No es indiferente que se citen las sandalias, el anillo precioso, el traje de fiesta y el banquete con fiesta y música. Cada uno de estos detalles en un contexto más amplio de las Sagradas Escrituras tiene resonancias pascuales.
JESÚS DESEA HOSPEDARSE EN TU CASA
Jesús llama a Zaqueo, que está subido a la higuera, porque quiere quedarse en su casa. Entra en la casa de Jairo y da la vida a la niña muerta. Betania es la casa de los amigos de Jesús. El retorno a casa del hijo menor, las conversiones que se dan en la casa de Mateo y de Zaqueo, y la súplica del Centurión que no se siente digno de hospedar en su casa a Jesús son pasajes que resaltan la acción del Señor en un lugar íntimo. Cuando la Iglesia, antes de que comulguemos reza la súplica del Centurión -“Señor, yo no soy digno de que entres en mi casa, pero una palabra tuya bastará para salvarme”- (Mt 8,8), interpreta la casa como el lugar íntimo de cada uno de nosotros. Es tiempo de levantarse y de volver a la casa entrañable, al lugar de la reconciliación y del perdón, para celebrar la fiesta de familia.
PROPUESTA
«Zaqueo, date prisa y baja, porque es necesario que hoy me quede en tu casa». Él se dio prisa en bajar y lo recibió muy contento. Al ver esto, todos murmuraban diciendo: «Ha entrado a hospedarse en casa de un pecador» (Lc 19,5-7).