
Atención
El salmista es contundente cuando indica las condiciones del que se acerca al santuario: “Quién puede subir al monte del Señor? | ¿Quién puede estar en el recinto sacro? El hombre de manos inocentes y puro corazón, | que no confía en los ídolos | ni jura con engaño” (Sal 23, 2-4).
El tiempo cuaresmal es propicio para la reconciliación, para arrancar la mala semilla de la envidia, los celos, la mala memoria, cuanto dicta el orgullo, la vanidad y la soberbia, actitudes incompatibles con el deseo de habitar en la casa del Señor.
Condición necesaria
Y Jesús dice: “Por tanto, si cuando vas a presentar tu ofrenda sobre el altar, te acuerdas allí mismo de que tu hermano tiene quejas contra ti, deja allí tu ofrenda ante el altar y vete primero a reconciliarte con tu hermano, y entonces vuelve a presentar tu ofrenda (Mt 5, 20-26).
Propuesta
¿Haces violencia al altar? ¿Te sobrepones a tu conciencia?