Atención
Si nos fijamos bien, veremos que en los textos bíblicos no hay palabra insignificante, y cabe sorprenderse ante algunas concurrencias que aparecen en los Libros Sagrados.
Una de las claves interpretativas de la Biblia, para personalizar los pasajes, es asumir las preguntas que se encuentran en los textos, como hechas a cada uno. Desde esta indicación, es muy significativa la primera pregunta que hace Dios al hombre: “¿Dónde estás?” Y la primera pregunta de Jesús a los discípulos de Juan: ¿Qué buscáis?”, que coincide de alguna manera con la que le dirige a María Magdalena: “¿A quién buscas?”
Este tiempo cuaresmal, si practicamos el silencio, la oración, los días de desierto, es muy posible que nos asalten preguntas existenciales que nos produzcan inquietud, o también llamada.
Pregunta
No es soslayable la pregunta de Jesús sobre qué o a quién buscamos, pero a su vez Él mismo nos asegura el éxito del hallazgo, cuando con fe nos cuestionamos por el sentido de nuestra vida o por qué camino habremos de avanzar.
Una actitud que deberemos mantener a lo largo del camino espiritual es, precisamente, la de buscar al Señor por el deseo de cumplir su voluntad. Como reza el salmo: “Una cosa pido al Señor, | eso buscaré: | habitar en la casa del Señor | por los días de mi vida; | gozar de la dulzura del Señor, | contemplando su templo” (Sal 26, 4).
Jesús asegura: “Pedid y se os dará, buscad y encontraréis, llamad y se os abrirá; porque todo el que pide recibe, quien busca encuentra y al que llama se le abre” (Mt 7, 7-12).
Propuesta
En estos momentos, ¿qué te preocupa? ¿Qué buscas? ¿Por qué te afanas?