INTRODUCCIÓN
Durante este Tiempo de Adviento, nos proponemos abrir cada día, al hilo de la Liturgia de la Palabra, una ventana por la que entre la luz de la esperanza en esta hora tan violenta.
VENTANA: EL ACOMPAÑAMIENTO
«Venid, subamos al monte del Señor, a la casa del Dios de Jacob. Él nos instruirá en sus caminos y marcharemos por sus sendas; porque de Sión saldrá la ley, la palabra del Señor de Jerusalén» (Isa 2, 3).
Iniciamos el camino, que tiene por meta la celebración de la Navidad. Durante el trayecto nos acompañará la Palabra de Dios. Hoy se nos asegura que seremos instruidos por el Señor.
Es tiempo propicio para comenzar un itinerario acompañados que nos librará de perecer en el individualismo subjetivo, o en el propio deseo, por noble que parezca, para emprender el seguimiento por la senda que el Señor nos propone. El “fin será dejar a Dios su lugar en nuestra historia, entregándole nuestra vida para que se haga en ella su voluntad” (Krzysztof Wons, Sanar el Corazón, Narcea, 27).
Un acontecimiento atrae nuestra mirada, la promesa del Emmanuel, Dios con nosotros. No estamos solos, no hacemos la andadura solitarios. Hoy la Palabra nos asegura: “Yo envío a mi mensajero delante de ti, el cual preparará tu camino ante ti” (Mt 8, 10).
PROPUESTA
¿Estás dispuesto a emprender el camino de Adviento?