Cardenal Aquilino Bocos

Cardenal Aquilino Bocos

 

 

 

Reverendísima Madre Abadesa:

Hoy es un día memorable para este histórico Monasterio de Santa Maria de La Buenafuente del Sistal. Cumple 775 años de vida cisterciense. ¡Qué maravilloso testimonio de fe y caridad en el seguimiento de Jesús según el carisma del Cister y el espíritu de San Bernardo!  La Iglesia se regocija contemplando su historia.

“Este es el día en que actuó el Señor, sea nuestra alegría  y nuestro gozo. Dad gracias al Señor porque es bueno, porque es eterna su misericordia” (Sal 117).

El Señor quiso bendecir a esta Iglesia particular de Sigüenza-Guadalajara, que actualmente preside Mons. Atilano Rodríguez, y a esta comarca de la Alcarria. De generación en generación las Hermanas se han convertido en testigos de la benevolencia de Dios y del amparo de María para ellas, para las familias  y para los habitantes de estos pueblos.

Con estas líneas, le presento, Reverendísima Madre Abadesa, mi fraternal y cordial saludo, lleno de admiración, gratitud y afecto, que quiero haga extensivo a cada una de las Hermanas de la Comunidad, a Don Ángel Moreno y a todos los Amigos del Monasterio de Santa Maria de Buenafuente. Me uno a todos Vds. y con Vds. canto el Magnificat y el Te Deum. Si bien, Vds. son el Magnificat y el Te Deum por sus vidas consagradas en el silencio, por la oración y por la caridad en la hospitalidad y otros servicios.

Gracias Hermanas, gracias P. Ángel y gracias Amigos de Buenafuente por haber mantenido este Monasterio como lugar de escucha de la Palabra de Dios, de oración y contemplación, de búsqueda y de servicio samaritano.  Habéis logrado hacer de este Monasterio un remanso de paz y de recuperación interior. Son muchos los testimonios de quienes se han sentido sobrecogidos por la belleza que hace más bella la vida cristiana. Aquí se palpa la contemplación, el sosiego, la poesía, la música y, sobre todo, la amistad. Gracias por la paz que comunicáis.

Estaba muy ilusionado con la participación en la celebración programada para este fin de semana. Se presentaba como oportunidad especial para afirmar que celebrar es creer y es esperar. Celebramos porque creemos en lo que llevamos entre manos y porque miramos hacia delante con esperanza. La celebración de los 775 años del Monasterio nos obliga, sí, a ser agradecidos y a cantar sus glorias por la intensa vida consagrada de estos siglos, pero sin caer en la nostalgia. Esta celebración es una apuesta para convertir la herencia, tan rica herencia, en auténtica profecía de gratuidad y misericordia.

Hace mucho tiempo que deseaba cumplir un viejo sueño y la promesa de visitar el Monasterio. Ha sido ininterrumpida la información recibida en estos casi 50 años. Cuando parece que estaba a punto de cumplirse el deseo de estar juntos ahí, el coronavirus ha impedido nuestro anhelado encuentro. Este sueño empezó cuando nos conocimos el P. Ángel Moreno y yo en Madrid y, desde la revista “Vida Religiosa” , alentamos los proyectos que él tenía sobre este Monasterio. Espero que aun tengamos oportunidad de celebrar esta pluricentenaria presencia del don de Dios en esta Iglesia de Sigüenza-Guadalajara y en esta comarca de la Alcarria.

Que el Señor y Santa María bendigan a la Comunidad, a su Capellán, a los Vecinos  de Buenafuente y pueblos de alrededor y a los fieles Amigos del Monasterio. Como ruego por vosotros, rogad por mi.

Siempre afmo. en el Señor y María,

Firma Cardenal Aquilino Bocos

 

 

+ Aquilino Card. Bocos Merino, cmf

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