PRIMERA BENDICIÓN
“El Señor te bendiga y te proteja, ilumine su rostro sobre ti y te conceda su favor. El Señor te muestre su rostro y te conceda la paz” (Núm 6, 24-26).
Que Dios te bendiga y te proteja
Recibir la bendición del Padre nos constituye en herederos. Isaac bendijo a Jacob y el segundón se convirtió en Israel, padre del pueblo escogido, heredero de la promesa divina. Dios nos ha bendecido en su Hijo por haber hecho que naciera de mujer y se convirtiera así en el protector de sus hermanos los hombres.
Ilumine su rostro sobre ti y te conceda su favor
Somos reflejo del rostro que miramos. En nuestros ojos se dibujan los ojos que nos miran. Dejarnos mirar por Dios transfigura nuestro semblante y nos hace reflejo de su luz. El mayor favor que podemos recibir es el de sentirnos mirados entrañablemente por nuestro Hacedor.
El Señor te muestre su rostro y te conceda la paz
Hoy es la jornada mundial por la paz. La paz es el árbitro del bien hacer. Tanto en paz, tanto en Dios. Él se deja sentir por la paz en el corazón. La paz es destello del rostro divino, la sienten los limpios de corazón.
MARÍA LA BENDITA
La Nazarena ha sido la mujer bendecida, protegida de toda mancha, favorecida por la gracia, sabiéndose habitada de la presencia divina y alumbrada en el Hijo de Dios. Ella es la Reina de la paz. La primera identidad de María que la Iglesia proclamó como verdad de fe se afirmó en el Concilio de Éfeso (431): «Desde un comienzo la Iglesia enseña que en Cristo hay una sola persona, la segunda persona de la Santísima Trinidad. María no es solo madre de la naturaleza, del cuerpo, sino también de la persona quien es Dios desde toda la eternidad. Cuando María dio a luz a Jesús, dio a luz en el tiempo a quien desde toda la eternidad era Dios. Así como toda madre humana, no es solamente madre del cuerpo humano sino de la persona, así María dio a luz a una persona, Jesucristo, quien es ambos Dios y hombre, entonces Ella es la Madre de Dios» (Concilio de Éfeso)
DESEO
¡Feliz Año Nuevo!