TEXTO BÍBLICO
“Este es el ayuno que yo quiero: | soltar las cadenas injustas, | desatar las correas del yugo, | liberar a los oprimidos, | quebrar todos los yugos, partir tu pan con el hambriento, | hospedar a los pobres sin techo, | cubrir a quien ves desnudo | y no desentenderte de los tuyos. Entonces surgirá tu luz como la aurora, | enseguida se curarán tus heridas” (Isa 58, 6-8).
PROFECÍA DE LA PASIÓN (III)
“He aquí mi siervo a quien yo sostengo, mi elegido en quien se complace mi alma. He puesto mi espíritu sobre él: dictará ley a las naciones. No vociferará ni alzará el tono, y no hará oír en la calle su voz. La caña quebrada no la partirá, y la mecha mortecina no la apagará. Lealmente hará justicia; no desmayará ni se quebrará hasta implantar en la tierra el derecho, y su instrucción atenderán las islas” (Isa 42, 1-4).
La tradición piadosa cristiana venera las caídas de Jesús, camino del Calvario. No hay correspondencia bíblica que narre escenas del Nazareno caído en tierra; por el contrario, según la profecía, Dios sostiene a su Siervo, quien no se desmayará.
Aunque Jesús no se muestra en la Pasión como un superhombre, y sufre en su naturaleza humana el peso de la Cruz, el salmista reconoce: “El Señor es fiel a sus palabras, bondadoso en todas sus acciones. El Señor sostiene a los que van a caer, endereza a los que ya se doblan” (Sal 144, 13-14).
Sin embargo, el que ha puesto en pie a los paralíticos y enderezado a los encorvados, quien ha levantado de la basura al pobre, pasó por la prueba de la humillación: “Mi garganta está seca como una teja, la lengua se me pega al paladar; me aprietas contra el polvo de la muerte” (Sal 21, 16).
PREGUNTA
¿Sientes la fuerza de Dios en tu debilidad?