TEXTO BÍBLICO
«El que esté sin pecado, que le tire la primera piedra», inclinándose otra vez, siguió escribiendo. Ellos, al oírlo, se fueron escabullendo uno a uno, empezando por los más viejos. Y quedó solo Jesús, con la mujer en medio, que seguía allí delante. Jesús se incorporó y le preguntó: «Mujer, ¿dónde están tus acusadores?; ¿ninguno te ha condenado?». Ella contestó: «Ninguno, Señor». Jesús dijo: «Tampoco yo te condeno. Anda, y en adelante no peques más». (Jn 8, 7-11)
IV ESTACIÓN DEL VIA CRUCIS: JESÚS SE ENCUENTRA CON SU MADRE EN LA VIA DOLOROSA
“Decid a la hija de Sión: Mira que viene tu salvación”. (Is 62,11) “A ti misma una espada te traspasará el alma” (Lc 2, 34-35).
“La contemplación de Cristo tiene en María su modelo insuperable. El rostro del Hijo le pertenece de un modo especial. Ha sido en su vientre donde se ha formado, tomando también de Ella una semejanza humana” (RVM 29)
CONSIDERACIÓN
La piedad cristiana invoca a Nuestra Señora de los Dolores. La maternidad virgen de María supuso para la Nazarena verdaderos dolores de parto a lo largo de toda la historia de su Hijo. El hecho de que la joven María quedara embarazada de Dios sin concurso de varón, no iba a ser sin sufrimiento, y el posible encuentro de Madre e Hijo en el camino del Calvario pudo suponer un dolor indescriptible.
PREGUNTA
¿Te detienes compasivo, entrañable y sensible, ante el sufrimiento del prójimo?