No sabré si te llegará la brisa,
el bálsamo que cure tus heridas,
la palabra compañera y amiga.
Mas, lanzo al viento mi recuerdo orante,
el mensaje de luz, aunque atardece,
mano tendida en tu desvalimiento.
Quizá nunca sabré si fue oportuno
mi poema labrado en el silencio,
de rodillas con gesto gratuito.
Yo sé muy bien el don que se percibe,
al sentir que te piensan con cariño,
y que otros se hacen eco de tu prueba
Eco de una soledad anchísima,
sin presencia que mengue la nostalgia,
recibe el vaso de agua refrescante.
Puede sea un deseo utópico,
anhelo de que recibas a tiempo,
el verso que alivie tu desánimo.
Si sientes una ráfaga de amor,
aunque nunca sepas quién te la envía,
agradece a Dios la fuerza sentida.