
TEXTO BÍBLICO
COMENTARIO
Es día de confesar la fe, de tomar las palabras al apóstol Pedro y pronunciar, para que se grabe en la memoria: “Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo”. De esta confesión que cada uno podemos hacer depende nuestra razón de creer en Jesús. Creemos en Él no por lo que ha dicho y ha vivido de manera ejemplar, sino porque es la revelación suprema de Dios: “Creo en Jesucristo, Hijo único de Dios, que se encarnó de María Virgen, por obra del Espíritu Santo”.
Es día de sentir la pertenencia a la Iglesia, de saberse unido al caudal de gracia que nos ofrece la Comunión de los Santos. Estamos injertados en el árbol de quienes se saben miembros del mismo Cuerpo de Cristo. Más allá de todas las debilidades que nos hacen deteriorar como humanos la imagen de la humanidad redimida, nos debemos sentir amados de Dios, en la corriente de gracias que mana del Corazón traspasado del Cristo.
Es día de sabernos evangelizadores, miembros activos del anuncio del Evangelio, como confiesa san Pablo: “El Señor estuvo a mi lado y me dio fuerzas para que, a través de mí, se proclamara plenamente el mensaje y lo oyeran todas las naciones” (2Tm 4, 17)
PROPUESTA
¿Cómo hablas de la Iglesia?