EVANGELIO
“Jesús vio a un publicano llamado Leví, sentado al mostrador de los impuestos, y le dijo: «Sígueme». Él, dejándolo todo, se levantó y lo siguió. Leví ofreció en su honor un gran banquete en su casa. Y murmuraban los fariseos y sus escribas diciendo a los discípulos de Jesús: «¿Cómo es que coméis y bebéis con publicanos y pecadores?». Jesús les respondió: «No necesitan médico los sanos, sino los enfermos. No he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores a que se conviertan» (Lc 5, 27-32).
SANTOS PADRES
“No nos mandó que lo siguiésemos porque necesitara de nuestro servicio, sino para salvarnos a nosotros. Porque seguir al Salvador equivale a participar de la salvación, y seguir a la luz es lo mismo que quedar iluminado. No sois vosotros los que me habéis elegido, soy yo quien os he elegido, dando a entender que no lo glorificaban, al seguirlo, sino que, por seguir al Hijo de Dios, era éste quien los glorificaba a ellos.” (San Ireneo)
CONSIDERACIONES
El Señor nos ha dado la conciencia, y cuando uno hace el bien siente gozo, y si hace mal, tristeza. “Cuando ofrezcas al hambriento de lo tuyo y sacies al alma afligida, brillará tu luz en las tinieblas, tu oscuridad como el mediodía (Is 58, 10).
Leví es ejemplo luminoso a la hora de responder a la llamada del Señor. Quien se encuentra con Jesús cambia de vida.
Nunca podremos justificarnos en nuestra fragilidad, si Jesús ha venido a curar a los enfermos y a llamar a los pecadores.
PROPUESTA
Da fe a la petición de Jesús de entrar en tu casa. ¡Acógelo!