Señor Santiago, reconocemos el privilegio de poder dirigirnos a ti en este sagrado lugar, donde se venera tu tumba, y ante tantos que peregrinan hasta Compostela como promesa de expiación, de acción de gracias, y de súplica. Nosotros deseamos dar voz esta tarde a tantos que confían en tu poderosa intercesión ante tu maestro, Jesucristo.

El grupo de amigos de Buenafuente, que peregrinamos hasta aquí desde hace más de veinticinco años, te presentamos el deseo de tantos pueblos que sufren la guerra, de que tú, apóstol Santiago, ruegues al Príncipe de la Paz que los pueblos disfruten de una convivencia pacífica estable.

Hemos sufrido la pandemia, algunos de los que nos acompañaban años atrás soportan el deterioro físico o la inclemencia de la falta de salud. Tú acompañaste a Jesús en sus caminos y fuiste testigo del bien que hizo en favor de los enfermos. Te hacemos una súplica confiada por cuantos padecen los efectos de la pandemia y de cualquier limitación física o espiritual.

Venimos de tierras que hace años fueron asoladas por el fuego, y sufrimos cada vez que nos llegan noticias de tierras devastadas, casas quemadas, vecinos desplazados, reses muertas y paisajes calcinados. Señor Santiago, nos duele la pérdida del patrimonio forestal conservado por tantas generaciones, y que de pronto, por un descuido, una acción imprudente, o aún peor, si alguien provoca el fuego, el horizonte se vuelva oscuro, arrasado y carbonizado. Pon tu mano protectora sobre nuestros pueblos y sus habitantes.

Traemos el encargo de orar por los que se sienten llamados a seguir a Jesucristo, como lo hiciste tú, junto con tu hermano Juan, discípulos predilectos del Señor. Los caminos que llegan hasta tu tumba han estado desde siglos flanqueados por comunidades monásticas, por catedrales, y comunidades religiosas. Mira con tus ojos grandes la necesidad que tenemos de jóvenes generosos que quieran ser signos vivos de amor y de entrega en las distintas formas de vida cristiana, en familia, consagrados, sacerdotes, fieles cristianos, testigos de la fe, como lo fuiste tú.

Hoy es víspera de la fiesta de san Bernardo, joven que arrastró a toda su familia a seguir a Cristo. Fortalece a quienes dudan en su vocación, da valor a los que sienten la llamada al discipulado como la tuya; que los jóvenes descubran la suerte de ser amigos de Jesús.

He visitado recientemente el lugar de tu martirio en Jerusalén, en la catedral armenia, nos llegan noticias de tantos que sufren por razón de la fe, cristianos perseguidos, o que viven sin los apoyos necesarios de la Eucaristía y del anuncio de la Palabra, defiéndelos.

Acoge y presenta ante Nuestro Señor las intenciones y deseos albergados en el corazón de tantos peregrinos. Te pedimos por esta iglesia apostólica que lleva tu nombre y por sus pastores. Bendice a nuestras familias, amigos, lugares de origen, y en concreto a la comunidad de Buenafuente, de la diócesis de Sigüenza-Guadalajara, y a todos los que hoy te miramos como guía y dirección del camino, Señor Santiago.

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