TEXTO EVANGÉLICO

III Domingo Cuaresma 2023“Llegó Jesús a una ciudad de Samaría llamada Sicar, cerca del campo que dio Jacob a su hijo José; allí estaba el pozo de Jacob. Jesús, cansado del camino, estaba allí sentado junto al pozo. Era hacia la hora sexta. Llega una mujer de Samaría a sacar agua, y Jesús le dice: «Dame de beber». Sus discípulos se habían ido al pueblo a comprar comida. La samaritana le dice: «¿Cómo tú, siendo judío, me pides de beber a mí, que soy samaritana?» (porque los judíos no se tratan con los samaritanos). Jesús le contestó: «Si conocieras el don de Dios y quién es el que te dice “dame de beber”, le pedirías tú, y él te daría agua viva» (Jn 4, 5-10).

PASO DE PASIÓN: EL SEÑOR DE LA SED

Jesús le contestó: «el agua que yo le daré se convertirá dentro de él en un surtidor de agua que salta hasta la vida eterna». La mujer le dice: «Señor, dame esa agua: así no tendré más sed».” (Jn 4, 13-15).

¿De qué sed se trata? Y ¿qué agua ofrece Jesús? La sed no es solo física, sino sed de ti, sed de mí, como le dejó sentir el Señor a Santa Teresa de Calcuta: “No importa cuánto hayas andado sin rumbo, no importa cuántas veces me hayas olvidado, no importa cuántas cruces lleves en esta vida, hay algo que quiero que siempre recuerdes y que nunca cambiará. TENGO SED DE TI, tal y como eres. No tienes que cambiar para creer en Mi Amor, ya que será tu confianza en ese Amor la que te hará cambiar.”

Jesús expresa con la figura de la sed los deseos que Él tiene de amarnos. Quien se deje amar por Dios percibirá el manantial que brota en lo más hondo de sí mismo. Es la identidad esencial del creyente, saberse amado de Dios.

PREGUNTA

¿Te sabes amado de Dios? ¿Te dejas amar por Él?

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