
EVANGELIO

Via Crucis IV, El Desierto de las Palmas
“Padre, he pecado contra el cielo y contra ti; ya no merezco llamarme hijo tuyo”. Pero el padre dijo a sus criados: “Sacad enseguida la mejor túnica y vestídsela; ponedle un anillo en la mano y sandalias en los pies; traed el ternero cebado y sacrificadlo; comamos y celebremos un banquete, porque este hijo mío estaba muerto y ha revivido; estaba perdido y lo hemos encontrado.” (Lc 15, 1-2.21-24)
SANTOS PADRES
“Éste es el bien que todo lo penetra, y todos en él vivimos y de él dependemos; nada hay que esté por encima de él, porque es divino; sólo Dios es bueno, por tanto, todo lo que es bueno es divino y todo lo que es divino es bueno; por eso dice el salmo: «Abres tú la mano, y sacias de favores a todo viviente»; de la bondad divina, en efecto, nos vienen todos los bienes, sin mezcla de mal alguno” (San Ambrosio).
CONSIDERACIONES
Dios perdona, es atributo suyo la misericordia. “El arrojará nuestros pecados a lo hondo del mar”, siempre que los reconozcamos.
Dios sabe de nuestro natural orgulloso, soberbio, y cuando nos humillamos ante Él, se conmueve, y no pierde las cuentas de nuestras ofensas.
No seamos como el hermano mayor de la parábola, legalistas y justicieros, sino como el pequeño, humildes, y como el padre, misericordiosos.
PROPUESTA
¿En qué personaje de la parábola te ves reflejado?