PROFECÍA
«Tenemos una ciudad fuerte, ha puesto para salvarla murallas y baluartes. Abrid las puertas para que entre un pueblo justo, que observa la lealtad; su ánimo está firme y mantiene la paz, porque confía en ti.” (Isa 26, 1-3) El salmista entona: “¡Portones!, alzad los dinteles, que se alcen las puertas eternales: va a entrar el Rey de la gloria.” Y será Jesús quien entre triunfante en la ciudad” (Sal 24, 7).
Icono: La muralla
La muralla es defensa, y nuestra defensa consiste en edificar sobre roca, que significa escuchar la Palabra y llevarla a término. El salmista canta: El Señor es mi roca, mi baluarte. Dios mío, peña mía, refugio mío”.
PROFECÍA CUMPLIDA
Jesús atraviesa las murallas de la ciudad santa: ¡Bendito el reino que llega, el de nuestro padre David! ¡Hosanna en las alturas!». Entró Jesús en Jerusalén, en el templo (Mc 11, 1011)
CONSIDERACIÓN
Entre las lecturas de hoy se da una correspondencia: “Abrid las puertas para que entre un pueblo justo”; “Esta es la puerta del Señor” (Sal 117). “No todo el que me dice “Señor, Señor” entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos” (Mt 7, 21). Jesús se presenta como la puerta por la que entrar.
ADVIENTO REAL
Mientras aguardamos la venida gloriosa del Señor, es bueno confiar en el Señor: “Confiad siempre en el Señor, porque el Señor es la Roca perpetua” (Isa 26, 4). Es la actitud del creyente, que aguarda a que el Señor vuelva, y lo hace confiado.
ACTITUD RECOMENDADA
“Dad gracias al Señor porque es bueno, porque es eterna su misericordia. Mejor es refugiarse en el Señor que fiarse de los hombres, mejor es refugiarse en el Señor que fiarse de los jefes” (Sal 117).
PROPUESTA
¿Sobre qué edificas tu historia?