
TEXTO EVANGÉLICO
CONSIDERACIÓN
Si leemos en el mismo contexto el evangelio y el discurso de Jesús acerca de las obras de misericordia, encontramos una correspondencia significativa: Venid vosotros, benditos de mi Padre; heredad el reino preparado para vosotros desde la creación del mundo. Porque tuve hambre y me disteis de comer, tuve sed y me disteis de beber, fui forastero y me hospedasteis, estuve desnudo y me vestisteis, enfermo y me visitasteis, en la cárcel y vinisteis a verme” (Mt 25, 34-36).
Recordando las acciones de Jesús, descubrimos que el Bienaventurado y el Bendito de Dios son la misma Persona: Él. En la noche de la Última Cena se dio en comida y en bebida; al pie de la Cruz nos dejó su túnica, se entregó en rescate por muchos.
Los santos, fascinados por el ejemplo de Jesús, son quienes han vivido la forma de vida del Maestro y han gozado en esta vida la bienaventuranza al hacerse pródigos para los que tienen necesidad. A su vez, como dice el papa Francisco, junto a nosotros viven los santos de la puerta del al lado, aquellos que sin ser noticia, ni llevar un distintivo de consagrados, son misericordiosos.
PROPUESTA
¿Te sientes llamado a la misericordia? ¿Eres misericordioso?