LEER UN TEXTO DE MANERA INVERSA, DESDE EL FINAL AL PRINCIPIO
“A menudo es útil, a la hora de meditar un texto bíblico, empezar por el final, es decir, ir a ver cómo concluye o un fragmento o una frase, y desde allí volver hacia atrás (C. M. Martini, El sol interior, Sal Terrae, 2017, 39). Los evangelios se escriben del final al principio. Los relatos de la Pasión preceden a la descripción de los hechos y dichos de Jesús. Desde la Pascua se comprende la Creación. Porque Cristo ha resucitado, interesa conocer lo que hizo y lo que dijo. Solo desde Cristo se comprende la Biblia. San Jerónimo llega a decir: «Desconocer la Escritura es desconocer a Cristo» (Commentarii in Isaiam, Prólogo: CCL 73, 1 [PL 24, 17]). No es posible, siguiendo su afirmación, llamarse cristiano y desconocer (no leer, no meditar, no saborear, no compartir, no amar) los textos bíblicos, a través de los cuales Dios nos habla. A su vez, cabe afirmar que desconocer a Cristo es no conocer las Escrituras (san Jerónimo). Desde la Encarnación del Verbo, se comprende la afirmación del libro del Génesis: “Hagamos al hombre a nuestra imagen y semejanza” (Gen 1, 26). Desde los relatos de Pascua, en el que aparece Jesús en medio del jardín, y llama a María Magdalena: “mujer”, se advierte el sentido profético del jardín primero, donde Adán llamó a Eva, mujer.
PROPUESTA
¿Tienes en cuenta que toda la Biblia adquiere sentido desde Cristo?